Aprovechando que se acercan fechas especiales, y que la navidad está a la vuelta de la esquina, queremos rendir homenaje a esas hogares decorados con cariño donde, en estos días, se reúnen familiares y amigos en torno a mesas espléndidas donde el pescado y el marisco no puede faltar. Pero ¿os habéis preguntado por qué no hay navidad sin productos del mar? La respuesta parece evidente, porque es uno de los productos más codiciados en estas fechas y porque rascarse el bolsillo una vez al año no hace daño, pero, vayamos más allá ¿de dónde viene esta tradición?
Deberíamos remontarnos a tiempos de la Antigüedad porque la Navidad, como bien sabemos, es hoy día una comunión entre tradiciones religiosas y paganas. Como marca la tradición religiosa, era habitual la noche de nochebuena hacer ayuno y penitencia en la vigilia del nacimiento de Cristo. Comer carne era, digámoslo así, un sacrilegio, por ello la tradición marcaba la abstinencia, el comer poco o comer productos menos pesados como verduras y pescado. De hecho, aunque parezca sorprendente el mandato del ayuno y la abstinencia permaneció hasta 1966. No es baladí que sea una costumbre comer lombarda, cardo o berza en Nochebuena.
Hoy día, la tradición sigue manteniendo esas costumbre en cierta medida religiosas y es habitual que esas verduras aparezcan en algunas de la mesas más tradicionales pero ahora acompañadas de abundante marisco y un buen pescado. Este hecho se adecúa mejor a nuestra propia tradición mediterránea y atlántica, en la que España, bañadas por estas costas hacen un lugar insólito en el mundo para la pesca de los mejores pescados y mariscos.
Además, dicen los expertos del consumo de pescado y marisco que la temperatura del mar en estas fechas, hacen que las aguas del Atlántico generen un hábitat de nutrientes sin parangón en el que crecen el mejor marisco del mundo, el gallego. Su exquisito sabor desde hace siglo no deja indiferente a los paladares y muchos hogares deciden darse este pequeño-gran homenaje.
Antiguamente, cuando el transporte era dificultoso, en las provincias de interior se comía pescado de río, como el salmón o la trucha, o cecial como el congrio o el bacalao. El marisco y pescado fresco era más propio de regiones costeras o de aquellos hogares pudientes que podían permitirse los costosos portes de transporte hasta el interior de la meseta. La construcción del ferrocarril y los nuevos sistemas de refrigeración poco a poco hicieron posible la llegada del pescado y marisco a más hogares.
No obstante hasta los años 70 el coste del marisco y pescado en fechas navideñas era muy elevado, y en esta década, gracias a la mejora de la economía española y la introducción masiva del sistema de congelado, hicieron posible la distribución del pescado y marisco a la mayoría de los hogares en Navidad. Hoy día, los modos de vida, producción y distribución han cambiado exponencialmente, de hecho, tenemos menos tiempo para dedicarnos a la compra de regalos y de elaboración de los menús y mucha gente recurre a platos semielaborados o elaborados ya sea por encargo o para hacer en casa para ahorrarse tiempo, dinero y complicaciones.
Ñam Ñam Box nace del conocimiento de esta nueva situación y tiene como objetivo introducir en el mercado producto fresco y de calidad aunado con cocina creativa para acompañarte en tu día a día o en los momentos más importantes. Por ello, nos gustaría sorprenderte a ti y a tus invitados en estas fechas tan señaladas y te recomendamos para estos días tres platos estrella que acompañan a las antiguas y nuevas tradiciones como son la tierna y suave lubina en salsa verde con gambas, unos espléndidos gambones al ajillo, y un toque más de montaña con los lomos de trucha con finas láminas de jamón ibérico y huevas de tobiko.